|     4 Los dones son variados, pero el Espíritu el mismo; 5 las funciones son variadas, aunque el Señor es el mismo; 6 las actividades son variadas, pero es el mismo Dios quien lo activa todo en todos. 7 La manifestación particular del Espíritu se le da a cada uno para el bien común.8 A uno, por ejemplo, mediante el Espíritu, se le dan palabras acertadas; a otro, palabras sabias, conforme al mismo Espíritu; 9 a un tercero, fe, por obra del mismo Espíritu; a otro, por obra del único Espíritu, dones para curar; a otro, realizar obras extraordinarias; 10 a otro, un mensaje inspirado; a otro, distinguir inspiraciones; a aquél, hablar diversas lenguas; 11 a otro, traducirlas. Pero todo eso lo activa el mismo y único Espíritu, que lo reparte dando a cada individuo en particular lo que a él le parece.
 | 
    |     En algunas de las primeras comunidades cristianas, pudo surgir una cierta competencia para ver quien desarrollaba los carismas más espectaculares. Para evitar esta desviación, Pablo hace algunos comentarios y observaciones sobre el origen y la finalidad de estos dones.En primer lugar, les indica que el origen de los mismos está en el único Espíritu: todos ellos proceden de él, que los reparte con plena libertad; en cuanto a su finalidad, todas esa cualidades o habilidades, dice Pablo, han sido dadas para el bien común.
 Los carismas son dados para la comunidad y en ella encuentran su pleno sentido, como muestra el que muchos de ellos necesitan complementarse necesariamente con otros (por ejemplo, el don de lenguas y la capacidad de traducirlas).
 |