Domingo 10º del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Salmo responsorial: Salmo 129 (130)

 

Texto

1 Desde lo hondo a ti clamo, Señor:
    Señor, escucha mi voz;
2 estén tus oídos atentos
    al clamor de mi súplica.

3 Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
    ¿quién podrá resistir?
4 Pero de ti procede el perdón
    y así infundes respeto.

5 Mi alma espera en el Señor,
    espera en su palabra;
6 mi alma aguarda al Señor,
    más que el centinela a la aurora.

7 Aguarde Israel al Señor,
    como el centinela a la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
    la redención copiosa:
8 y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

Notas

    El salmo refleja en parte la situación de un fiel israelita que, afligido por su pecado, se dirige a Dios para pedirle perdón. En su súplica se ciñe a su responsabilidad personal y reconoce su culpabilidad. El perdón, la restauración de su integridad moral y la reconciliación con Dios, sólo de Dios le puede llegar.
    Pero el horizonte de su esperanza no se limita al ámbito estrictamente personal, sino que abarca también al pueblo entero: Dios reconciliará consigo al salmista y al pueblo que confía en la palabra del Señor; y el pueblo volverá a respetar a su Dios; respeto que tiene su origen no en el miedo al castigo, sino en la generosidad de quien puede otorgar el perdón.

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